En las diversas instituciones que estuve como alumna, siempre me llevé una o dos experiencias positivas con los profesores de dicho lugar. Pero en ninguna, tuve tantas buenas experiencias a nivel estudiantil como en la Escuela de Arte Multimedial Da Vinci. Uno de esos profesores, se llamaba Vanessa Lejardi, y la materia que dictaba era «Análisis Literario«. Fue allí que, por primera vez, me preguntaron de frente si yo me sentía libre. Contesté que sí, confiada en que lo que yo suponía libertad era un concepto común y concreto, pero me sorprendió que mi profesora re-preguntara, «¿De verdad? Yo siento que todo lo que hago y hacemos está condicionado por la sociedad en que vivimos«. Y entonces me quedé pensando, ¿Qué es, entonces, la libertad? ¿Por qué, si yo me siento libre en la sociedad, otra persona que vive en la misma, se siente condicionado? ¿Qué entendemos por libertad?
Si nos fijamos en lo audiovisual, encontramos diferentes referencias a la libertad. Alguna más concretas, otras más metafóricas.
En el anime Ataques a los titanes (Attack on Titan/ Shingeki no Kyojin, en japonés, 2013-2023) la temática de la libertad gira en torno a un pueblo que está encerrado tras murallas bajo la amenaza de que afuera están los titanes, que devoran gente y destruyen ciudades. Sin embargo, un día, la paz de las murallas se ve destruida por un nuevo titán capaz de destruir dicha muralla, y la ciudad se ve asediada por estos monstruos. Eren, un niño de 10 años y protagonista, presencia la muerte de su madre a manos de un titán, y desde entonces jura que logrará volver a su hogar y liberarse de los titanes. Aprendemos más adelante que los humanos de la muralla, contrario a lo que Eren creía, no son lo que queda de la humanidad, si no un pueblo que ha sido apartado, encerrado y sometido, debido a su capacidad de convertirse en titanes. Por esa razón, Eren, ahora más que nunca, buscará la libertad. No sólo de él, si no de su gente. Para Eren, la libertad es el mundo externo a las murallas, lo que hay más allá.
Por otro lado, en la cinta V de Venganza (V for Vendetta, 2005), basada en la novela gráfica homónima escrita e ilustrada por Alan Moore y David Lloyd, el personaje protagonista, V, busca otro tipo de libertad. En su caso, él es el experimento pasado y fallido, o exitoso dependiendo del cristal con que se vea, de un partido político que buscaba crear una enfermedad, y su consecuente cura, para lograr ganar las elecciones y establecer, luego, un gobierno de facto. En el mundo de V, los ciudadanos son vigilados constantemente a través de cámaras y micrófonos, se les controla qué ven, qué leen, qué escuchan y qué dicen. Si, de alguna forma, se oponen al canciller y su régimen, son secuestrados, interrogados, y ejecutados. A pesar de estos crímenes, nadie se atreve a confrontar el orden establecido, hasta que aparece V, y con su discurso y accionar, llama a su pueblo a liberarse del yugo del gobierno mediante la simple acción de dejar de ignorar lo que realmente sucede. La anarquía, si se quiere, es su forma de libertad.
Otra forma de libertad, mucho más metafórica, se puede ver en las cintas Thelma y Louise (Thelma & Louise, 1991) y El sueño de Arizona (Arizona Dream, 1993). En ambas, la muerte es una forma de libertad. Para Louise, una camarera irreverente que ha sido víctima tanto de abuso, como del machismo que reinaba su sociedad, su amiga Thelma es otra víctima más. En su caso, de un matrimonio abusivo y asfixiante. Cuando ambas comenten varios crímenes, algunos en defensa propia, en un fin de semana que era simplemente para vacacionar, se dan cuenta de que no hay forma de escapar de lo que ahora conocen, la libertad. Thelma, pro primera vez, se siente libre de las ataduras de su matrimonio. Mientras que Louise, no quiere ir a prisión por defender a su amiga de una violación. La vida que tuvieron esos dos días, fue la primera gran aventura de ambas, y se dan cuenta que no pueden simplemente volver atrás para formar parte de esa sociedad. Entonces, saltan hacia el acantilado en el auto.
Por último, Axel, ha pasado su vida escapando de su historia familiar. Pero, cuando se re-conecta con su tío Leo, descubre que morir no es más que ascender una escalera de Cadillacs hasta el cielo. Y él, cada vez que presencia una muerte, puede ver un pez nadar hacia la luna. Para Axel, la muerte también es una forma de libertad, de este mundo y sus dolores. De la soledad que puede provocar, y la de las amarguras que sabe ofrecer. Axel no es un suicida, pero entiende en la muerte y en ese mágico pez a la luna, una vía de escape que él también va a experimentar, algún día.
Quiero cerrar con unos versos de la canción que mejor la representa para mí, de Andrés Calamaro.
La conocen los que la perdieron.
Los que la vieron de cerca, irse muy lejos.
Y los que la volvieron a encontrar.
La conocen los presos,
La libertad.
Algunos faloperos,
Algunos con problemas de dinero,
Porque se despiertan soñandola.
Algunos que nacieron, en el tiempo equivocado.
La libertad.
Todos los marginales del fin del mundo,
Esclavos de alguna necesidad.
Los que sueñan despiertos,
Los que no pueden dormir,
La libertad.
Andrés Calamaro – La libertad (2004)
Y para ustedes, ¿qué es la libertad? ¿Coinciden con alguna de estas ideas de la misma? ¿Creen que son seres libres? ¿Del todo o sólo en parte?
¡Los leo!
Al otro lado del Teclado 